El funcionalismo es una corriente teórica y filosófica que surgió en 1930
en Inglaterra, elaborada inicialmente
por E. Durkheim en las “Reglas del método sociológico” según
la cual se intenta comprender y explicar las estructuras sociales no por su
origen histórico, cultural, sino a partir de las funciones que desempeñan en el
conjunto de la sociedad o de otra unidad social más restringida. Nace como
reacción al evolucionismo y al particularismo histórico.
Parte del hecho de que la cultura es una totalidad orgánica en las que
sus diversos elementos son inseparables y que se hayan interconectados, teniendo
cada uno de ellos una función específica en el conjunto y de que la sociedad es
la que regula las imperfecciones, las irregularidades y los conflictos. En la
educación defendió rotundamente la igualdad de oportunidades sin tener en
cuenta las desigualdades sociales e intelectuales del alumnado.
Sin embargo llegados los años setenta se produjo la decadencia del
funcionalismo. La principal causa de su decadencia fueron los trabajos que
elaboraron Coleman y Jencks.
Cuando Coleman elaboró su trabajo “Igualdad de oportunidades en educación”
llegó a la conclusión de que en la escuela no solo no se daban igualdad de
oportunidades sino que
la escuela era una institución que potenciaba la desigualdad social y era
necesario hacer una reforma. El problema se hallaba fuera de la escuela, en que
la economía no era igualitaria, equitativa y justa y eso generaba
desigualdades en el origen social de los alumnos que llegaba a provocar el
fracaso escolar.
En concreto fue Coleman el que llegó a la conclusión de que
el rendimiento escolar estaba en el origen social del alumnado y Jenks
confirmaba que la escuela no era responsable de las desigualdades sociales.
En conclusión, la decadencia del funcionalismo fue impulsada por los primeros
síntomas de desempleo de titulados y de sobreeducación y principalmente por los
trabajos de Coleman y Jenks.
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