En la antigua Roma se despreciaba al maestro porque
recibía un salario bastante remunerado para la labor que hacía, ya que se
dedicaba a la enseñanza más elemental. A menudo en sus aulas los maestros
tenían problemas de disciplina que solucionaban mediante castigos físicos.
Más tarde, surge la figura del maestro como modelo y guía,
que hará respetar su autoridad bajo una rígida disciplina ante cualquier leve
incumplimiento de la norma. La relación que habrá entre maestro-alumno será de
poder-sumisión.
Sin embargo, actualmente los docentes no poseen esa
autoridad puesto que hace años que entró en crisis cuando se cambió la relación
entre maestro-alumno a una relación de afecto y camaradería. La autoridad que
la sociedad confería a los padres de los niños y a sus profesores se ha perdido
y en cierto modo ha pasado al niño. La mayoría de las veces el niño es el que
tiene el control tanto dentro de la clase como de su casa, ya que este
aprovecha que hoy en día en clase, el profesor no puede aplicar castigos
físicos porque la ley se lo prohíbe y en casa muchos de los padres les dejan
hacer lo que quieran y les miman demasiado o pasan de ellos directamente. Todo
esto ha hecho que el niño no solo no reconozca la autoridad que el docente
tiene dentro de clase sino que también llegue a no respetarla e imponer la suya
y a hacerle sentir impotente y desamparado, considerando que su tarea no está
respaldada.
A modo de reflexión para concluir este trabajo he
de decir que éste es un grave problema puesto que se volvería a la concepción
que se tenía de la figura del maestro en la antigua Roma y se desprestigiaría
la labor del docente y sin embargo es una de las labores más importantes que
existen ya que si ninguna persona recibiera de pequeño la enseñanza elemental hoy
seríamos unos analfabetos y nuestra sociedad no habría llegado donde hoy se encuentra.
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